Es esencial para un buen desarrollo emocional. La validación de las emociones permite que ellos aprendan a reconocer, expresar y regularlas de manera saludable. Al ser escuchados y comprendidos, se sienten aceptados. Detectar las emociones en uno mismo también ayuda a escuchar y a interpretar emociones en los demás, desarrollando la empatía poco a poco.

Genera una autoestima y autoconcepto sólidos. Cuando los adultos validan los sentimientos de los niños, les transmiten el mensaje de que sus emociones son válidas y que merecen ser respetadas. Esto ayuda a construir una imagen positiva de sí mismos y a desarrollar una mayor autoestima. Si nosotros no damos pie a la reflexión ni les decimos que sentir lo que están sintiendo es legítimo, crecerán con la creencia errónea de que lo que sienten está mal, que es lo que pasa con la mayoría de los adultos en la actualidad.

Comunicación efectiva. Validar los sentimientos de los niños fomenta la comunicación abierta y honesta. Si los/as niños/as se sienten escuchados y comprendidos, es más probable que compartan sus pensamientos y preocupaciones, lo que facilita la resolución de problemas y la identificación temprana de posibles dificultades.

Empatía y conexión emocional. Para que los niños puedan ganar una habilidad, tenemos que sentar el ejemplo y dar el espacio para desarrollarlo. Cuando, como adultos, validamos los sentimientos de los niños, estamos demostrando empatía y comprensión. Esta conexión emocional es crucial para establecer relaciones saludables y significativas con los adultos y con otros niños, y la base para el desarrollo de un apego seguro. Estas situaciones permiten llegar a acuerdos más significativos y resolver los conflictos de una manera más satisfactoria.

Desarrollo de habilidades sociales. Al sentir que tienen un espacio para expresarse y compartir, los niños y niñas aprenden cómo validar los sentimientos de otros, lo que es esencial para desarrollar habilidades sociales efectivas y la capacidad de relacionarse de una manera sana con sus compañeros y adultos.

Hay que destacar que la invalidación continuada de emociones conduce a la represión emocional y el desarrollo de problemas de salud mental. Cuando los niños se sienten seguros expresando sus emociones y saben que son comprendidos, es menos probable que desarrollen ansiedad, depresión u otros problemas emocionales.

En resumen, validar las emociones de los niños es esencial para su bienestar emocional, su desarrollo social y su capacidad para afrontar los desafíos de la vida de manera saludable y positiva. Al hacerlo, les brindamos el apoyo emocional necesario para que crezcan como individuos felices, seguros y emocionalmente inteligentes.